Mis mejores deseos para estos días que llegan y para los que continúan.
Per a vosaltres
Para mis queridos guitarreros
Camins – Sopa de Cabra
Intro: Re Re9
Re la-
Camins que ara s’esvaeixen
Camins que hem de fer sols
Camins vora les estrelles
Sol Re
Camins que ara no hi són
Van deixar-ho tot, el cor encès pel món (idem ac. 1ª estrofa)
Per les parets de la mort sobre la pell
Eren dos ocells de foc sembrant tempestes;
Ara són dos fills del sol en aquest desert
la- Do Sol Re
Mai no és massa tard per tornar a començar
la- Do Sol
Per sortir a buscar el teu tresor
Re la-
Camins, somnis i promeses
Sol Re
Camins que ja són nous
Solo guitarra: Re la- (x3)
Sol Re
No és senzill saber cap a on has de marxar
Pren la direcció del teu cor
Mai no és massa tard per tornar a començar
Per sortir a buscar el teu tresor
Camins que ara s’esvaeixen
Camins que has de fer sol
Camins vora les estrelles
Camins que ja són nous

Esperanza
Hace una semana que vivo aquí. He vuelto a la primera casa familiar, un lugar espacioso y cálido, con muchos recuerdos, con suelos de madera, chimenea y patios, con libros y películas y, desde ahora, con mi presencia y con la de mi gato.
Ya vivían aquí dos de mis hermanos y un amigo suyo que hace algunos años compartía piso con ellos en una calle del Eixample.
En cierta manera veía que mi llegada representaría un reencuentro, y digo “en cierta manera” porque mi acogida y la de mi gato no han sido como yo esperaba. Desde hace semanas se ha venido haciendo una conspiración contra el pobre animalillo, lo cual yo no he podido comprender si tengo en cuenta que a J. no le supone ningún problema y que M. suspiró toda su infancia por tener una mascota y hasta pensaba recoger uno de la calle en que vivíamos en Vigo y “despiojarlo” para traérselo a casa. La repulsa no viene por ahí, sino por parte del otro individuo que ocupa nuestro espacio. Como mi hermana M. está a partir un piñón con él y se contagia de todos sus pensamientos y decisiones, la solución más conciliadora ha sido dejar al gato en el patio más grande, el de los árboles y las enredaderas. Afortunadamente Tito ha encontrado su lugar favorito sobre un muro, bajo la copa abullonada de un granado. Pero es un gato acostumbrado a estar dentro de casa y me gustaría que pudiese andar entre nosotros y quedarse adormilado sobre alguna alfombra mientras vemos la tele o leemos. Quizás sólo sea cuestión de tiempo. Ojalá sólo sea también cuestión de tiempo que el otro individuo se vaya por donde ha venido, puesto que ésta es una casa familiar y no de huéspedes y aquí no pinta nada, y más considerando que está como invitado sin tener que pagar un céntimo de renta. Lo mismo opinan todos excepto M., y mamá, de quien es la casa, ha pasado momentos muy tensos las últimas semanas -estuvo aquí durante un mes; ayer se marchó a Galicia- con todo el follón que supuso mi llegada. Ayer por la mañana estalló en llanto en la cocina. Yo no pude retener las lágrimas viéndola así y nos abrazamos. M. tiene tan mal carácter que si echamos a su amigo puede enfadarse mucho con mamá, hasta límites insospechados, y a mamá eso le dolería como no podemos imaginar.
Espero que mi llegada no haya enturbiado nada.
Espero que Tito vaya conquistando poco a poco un corazón helado.
Espero que mamá o quien regrese o venga de visita a su propia casa no tenga que dormir en el sofá.
Espero que… sobran las palabras.
Las cosas claras y el chocolate espeso.
